lunes, 23 de abril de 2018

LOS DOLORES DEL AMOR... ¿SE CURAN CON EL TIEMPO?

Uno de mis pacientes me contó... un cuento: LA ISLA QUE SE HUMDIÓ . Voy a esforzarme por reproducirlo fielmente, para que no se pierdan los detalles que, me parecen de gran contenido denunciador de nuestra triste realidad humana, personal y social y que nos puede ayudar, a cada uno, a auto-reflexión psicoanalítica, saludable. 

"Había una isla en la que habitaban todas las emociones.  Un día la SABIDURÍA dijo a las demás: les aviso que esta isla se va a hundir y tenemos que ponernos a salvo.
¿Cómo se va a hundir si la queremos tanto? ¿No estarás equivocada? le replicaron. Respondió la Sabiduría: yo no me equivoco nunca, la isla se hundirá y si no huimos a la isla cercana nos hundiremos con ella.
Concertaron entre todas la emociones para construir lanchas en las que poder ponerse a salvo... y poco a poco se fueron yendo todas y con ellas se fue la Sabiduría. Todas menos el AMOR que discurría ¿Cómo me voy a ir de aquí donde hemos trabajo tanto y hemos logrado tantos objetivos buenos, bellos y verdaderos?  Yo me quedo porque seguro que se detendrá el hundimiento y luego resurgirá.  Pero cada día se hundía mas aprisa, ante lo cual decidió huir también él, pero no había construido ninguna lancha.
Vio a tres emociones que se habían rezagado pero ya se iban a ir.  Se acercó a la RIQUEZA y le pidió ¿podrías llevarme porque no tengo lancha y ya no me da tiempo para hacerla.  No puedo respondió la Riqueza porque mi barca está llena de oro, plata, piedras preciosas y no tengo espacio para ti.
Se acercó a la VANIDAD y le dijo déjame subir a tu bote porque si no me hundiré. La Vanidad respondió, me gustaría hacerlo pero andas desaseado y andrajoso y afearías mi lancha.
Por fin se encontró con la TRISTEZA que partía cabizbaja y la dijo: puedes llevarme contigo que estás sola?  No, respondió la Tristeza porque es tan profunda mi tristeza que sólo me provoca estar sola; no te podré llevar.
Es Amor estaba resignado a hundirse con la isla por no dejarse guiar por la Sabiduría, cuando estuchó dos ¡ chisss, chisss !  y se volteó.  Era un anciano que le llamaba... sube a mi viejo barquito y te llevaré. Y así fue, le llevó hasta la isla vecina donde se encontró con la Sabiduría y le contó lo ocurrido y como el viejito se alejó en el mar sin esperar siquiera a recibir las gracias lo le producía mucho DOLOR por no saber siquiera el nombre del anciano. ¿Cómo, no lo conoces? replicó la Sabiduría... es el TIEMPO.  Con el tiempo todo se repara, y todo dolor se cura y desaparece.
 
El tiempo todo lo cura porque... "no hay mal que cien años dure, ni cuerpo que resistirlo pueda".  Los dolores del amor se curan con el tiempo porque... "un clavo saca otro clavo" y
Con el tiempo los dolores del amor se olvidan "porque la vaca se olvida del tiempo en que fue ternera"
 
Lindos aforismos ¿verdad? Pero ¿es cierto esto?  Afirmo que NO... salvo que intervenga un traumatismo encéfalo-craneano:  el tiempo -solo- no hace olvidar el dolor del amor y el tiempo -solo-  tampoco puede curar un amor herido
 
- No podemos olvidar el dolor del amor porque la vivencia del dolor genera en nosotros distinto tipos de aprendizajes y, por sí mismos, prácticamente ninguno de esos aprendizajes es saludable.  Es la razón por la que, aún estando en alerta para no repetir lo que a nosotros nos hizo sufrir, nos sorprendemos repitiéndolo con otras personas, u observando como quien ha sufrido hace sufrir, a su vez, a otras personas o, cuando menos, nos sorprendemos intentando hacer sufrir a quienes consideramos inferiores a nosotros, de diferentes maneras.  Espontáneamente (con el tiempo) sólo nos detenemos cuando calculamos que podemos perder, nuevamente si herimos el amor de otro-a.
- El tiempo -por sí solo- tampoco cura el amor herido porque no se puede olvidar el dolor del amor y, por el contrario, perdura en los individuos y en los pueblos como emociones de RESENTIMIENTOS y, frecuentemente, como emociones de ODIOS.  Lo digo en plural porque con el tiempo van variando las expresiones de los resentimientos y de los odios, en los individuos y en los pueblos (guerras, xenofobias, venganzas, revanchas).
 
Para superar el dolor del amor necesitamos, a más de tiempo, transformar ese tiempo en un espacio de SILENCIO CREATIVO. Es decir, el silencio-creativo frente a la experiencia del dolor, nos exige  avocarnos a desarrollar algún proyecto... -personal o colectivo, social o político, religioso o místico- que nos permita tener éxito y disfrutar de lo que hacemos (para esto no se necesitan dinero ni comodidades); sin éxito y sin disfrute nuestro cerebro nos impulsará a desarrollar conductas agresivas-compensatorias para con nosotros mismos o para quienes nos rodean.  Sin éxitos y disfrute nos seguiremos esclavizando del dolor del pasado mediante odios y resentimientos.
 
Considero que aprender nosotros y enseñar a nuestros niños el valor de la creatividad y del silencio es mucho más importante que aprender y enseñar destrezas y competencias, porque ni las unas ni las otras nos podrán evitar la experiencia del dolor del amor... con los riesgos que conlleva esta realidad. El dolor del amor es consustancial al existir, en mayor o menor grado; por eso es inevitable. Ahora bien, necesario es decir que el desarrollo de las destrezas competitivas no están reñidas con el silencio creativo.
 
Pero permítanme ser enfático en exaltar el valor del silencio-creativo porque estos valores ni siquiera figuran en la lista de las escalas axiológicas formales y, a nivel de las instituciones educativas... no se cultivan y hasta se consideran como metodologías trasnochadas y represivas.
Hemos de ser los padres quienes incentivemos en nuestros hijos, en nuestro hogares, el ejercicio del silencio creativo -exitoso y gozoso- como método preventivo y terapéutico para enfrentar saludablemente el dolor del amor inevitable.
Para quien esté enamorado por mientras lee este post, le resonará lo dicho, sobre el inevitable dolor del amor, como poco aceptable y como expresión de la depresión de la vejez.  "Es comprensible que no lo creas pero lo experimentarás tan pronto te hayas "curado" de la fiebre del enamoramiento erótico-emocional y esto te sucederá irremediablemente". Cuando así te suceda, relee este post; te hará bien.
 
Si alguien reconoce que lo dicho en este post es real y bueno pero... que no sabe cómo se hace el silencio... y que éste sea creativo... y que la creatividad sea exitosa y gozosa, es señal inequívoca de estar siendo tiranizado por el dolor del amor.  Necesita aprender la técnica del silencio-creativo y la mejor manera es hacerlo en grupos terapéuticos, en comunidades terapéuticas, en asociaciones vivenciales;  solos y por tentativa-error es muy difícil lograrlo porque es muy fatigante pues hacer "Juanote lo que debió aprender Juanito" resulta ser tarea de largo aliento.
 

viernes, 6 de abril de 2018

" HAY QUE APRENDER DE LOS ERRORES "... ¿ PERO QUÉ PODEMOS APRENDER DE LOS ERRORES ?

Esta expresión está tan manida en nuestro lenguaje coloquial que, EN SU CONTENIDO LITERAL,  equivale a decir... "para tener aciertos hay que, antes, cometer errores" o, lo que es lo mismo... "primero tenemos que aprender a cometer errores para luego alcanzar aciertos o éxitos".
 
Si aplicamos esto a los aprendizajes de nuestros niños, tendríamos que guiarnos por la filosofía-educativa de J.J. Rousseau en su aprestamiento y dejarles sin parámetros de aprendizaje porque "los niños nacen sanos y la sociedad los pervierte" como él afirma en el "Emilio". Y, entonces, los niños nunca sabríamos si cometen errores porque todo su comportamiento sería acertado y nada habría que rectificar ni corregir en ellos.
Y si esto es así en los niños, ¿por que ha de ser diferente en los adultos?  o al menos en algunos adultos tendría que ser así.
 
No sé si consciente, preconsciente o inconscientemente cerramos nuestra mente a la VERDAD o FALSEDAD pero, ésta, es la guía del pensamiento "post-modernista" que enarbola la libertad de cada individuo por encima y al margen de la verdad, de la honorabilidad propia y de la dignidad de las demás personas. 

El criterio extendido y aceptado "democráticamente" por la mayoría de los seres humanos es: "yo pienso así, lo digo así y obro así" y los demás tienen la obligación de respetar lo que pienso, lo que digo y lo que hago.
Este criterio, elevado a condición de normas morales (leyes de las libertades), olvida que la libertad no asegura la verdad; es la verdad la que asegura la libertad y, por consiguiente, la libertad debe estar al  servicio de la verdad buscada entre todos y para beneficiar a todos.  Si se tergiversa el orden de la interacción entre la verdad y la libertad... no podremos evitar las guerras, los conflictos sociales, las desavenencias familiares, el deterior de la vida de las parejas o el fin de las supuestas amistades.
 
¿Verdad que si lo exponemos así, rápidamente nos percatamos de la falacia o engaño o mentira que la afirmación, que nos ocupa, esconde?
Y si es así, ¿qué tratamos de ocultar con la manida afirmación... "de los errores se aprende"?

La nuero-psicología nos enseña que las experiencias vividas sin importar el calificativo que las pongamos o las cargas morales que las asignemos, se fijan fisiológicamente en nuestro sistema nervioso, como aprendizajes. Ahora bien, los aprendizajes pueden tener leyes diversas según su naturaleza o el dominio que tengan en nuestro conocimiento pero, todos tienen una característica común: se repiten sí o sí salvo que estemos en alerta para corregirlos mediante otro aprendizaje contrario.

Como consecuencia de lo antedicho..., de un error aprenderemos a repetirlo porque esta es nuestra condición espontánea y si queremos que, esto, no sea así tendremos que aprender creativamente un comportamiento o un juicio o un estado emocional (según sea el nivel cognitivo implicado en el error a corregir) para que el error inicial sea sustituido por un acierto o por un éxito o por una virtud.

Ahora bien, cuando hayamos contrapuesto al aprendizaje del error, el aprendizaje del acierto, éxito o virtud, tendremos en nuestro sistema nervioso dos aprendizajes contrapuestos que "lucharán" entre sí por vencerse mutuamente y como el aprendizaje del error es espontáneo tendrá a su favor todo el proceso evolutivo-filogenético y genético (o carácter, que heredamos) de nuestra constitución humana, para repetirse; en cambio el aprendizaje del éxito por ser artificial y corresponder a la naturaleza  de nuestra estructura de persona humana, para prevalecer ante el error aprendido y consolidarse... habremos de estar siempre en vigilancia.
Pero aún con vigilancia perseverante, no desaparecerán los aprendizajes de los errores y es la razón por la que "después de mucho tiempo " y cuando ya nos hayamos casi olvidado... nos sorprenderemos repitiendo los errores o estando a punto de hacerlo.  La sabiduría popular ha estigmatizado esta condición de proclividad hacia los errores aprendidos con expresiones como...  "genio y figura hasta la sepultura","árbol que nace torcido, difícilmente el tronco endereza"

Esto es lo que hace que ser malo sea fácil, en cambio ser bueno, exitoso con bondad y virtuoso perseverantemente... exige esfuerzo continuo; su costo es la fatiga o el llamado "burn-aut" (quemado);  J.J. Rousseau, se equivocó; para educarnos hemos de poner nuestros objetivos en la verdad, bondad y hermosura y no en la libertad genética y errática por espontánea y sensorialmente-agradable que ésta sea.

Y cual es el beneficio de la virtud, del éxito con bondad y de la conducta asertiva y bondadosa? Dos: Ser persona con y para las demás personas, es decir, ser educado educándonos continuamente... y ser persona libre de la opresión genética de mi propio carácter y libre de los condicionantes sociales de moda que, con motivaciones económicas o políticas o ideológicas o religiosas quieren hacer de mi... un adicto.
Es claro que estos beneficios de contenido transpersonal-místico, con los costos de vigilancia-creativa que demandan, requiere de una educación y auto-educación guiadas hacia el NOSOTROS DEL YO.  Todo lo cual está en contraposición con  la inercia caracterial (yo soy así, pienso así etc.)  y la inercia social a favor de la libertad con dirección y sentido individualista, casi exclusivamente, y son los 2 factores que condicionan la expresión de "prefiero pedir perdón que pedir permiso" que equivale a "aprender de los errores"; con ambas expresiones, lo que afirmamos es nuestro YO y nunca la VERDAD, que es lo que realmente nos hace personas y libres.
 
Se me ocurre que la expresión... de los errores se aprende tiene referencia literaria en Lope de Vega:
 
¿Quién es Fuenteovejuna?... Todos a una, señor Comendador. 
 

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