lunes, 8 de junio de 2015

SI LA ENVIDIA FUERA TIÑA... ¿ CUÁNTOS TIÑOSOS NO HABRÍA ?

Una amiga dialogante me sugirió tratar el tema de la envidia porque, al parecer, "no morir en el intento y salir vivos del acoso de la envidia... porque somos víctimas de la envidia de los demás o porque nos cuesta refrenarla en nosotros mismos... es un quehacer heroico".
 
- Ser víctimas de la envidia ajena es la consecuencia de la impertinencia ajena, que es imposible evitar
- Ser víctimas de la envidia propia es consecuencia de la falta de autodominio, que no queremos evitar

La envidia, psicológicamente hablando, (no abordaré el tema moralmente en este post, salvo que así lo pida alguien dialogante) es una compleja aglomeración de las patologías que podemos sintetizar en lo que los filósofos existencialistas denominaron VACÍO EXISTENCIAL por:

"falta de control de nuestra espontaneidad caracterológica = no aceptación de nuestras limitaciones"
"falta de dirección en nuestra inteligencia emocional = dispersión mental y sensorial"
"falta de objetividad en la observación realista de nuestro derredor = no aceptación de la desigualdad que nos impone la naturaleza, en todo"
"falta de pensamiento lógico guiado por del principio de -causalidad-  =  vivimos  sugestionados por la -casualidad- que esperamos resuelva nuestros problemas, porque unos nacen con estrella y otros estrellados"
"falta de objetividad en la valoración personalsentimiento de inferioridad"
 
"falta, en suma, de ALEGRÍA DE VIVIR" por:
  • no tener orden para superar lo que somos, lo que tenemos y lo que apetecemos;
  • no tener dirección en la vida porque, o no tenemos objetivos y vivimos a al tun, tun de lo que nos presenta cada día o nos proponemos objetivos que no podremos alcanzar, guiados por el pensamiento mágico de que nada es imposible para la apetencia humana;
  • no tener sentido fuera de nosotros mismos y creernos que somos el ombligo del mundo , e.d., carecer de altruismo y de "sentido de los otros" que es un valor elemental para la convivencia social.
    Luego de ver estas "6 faltas y 3 nos"... yo entiendo mejor el vacío existencial en que nos deja postrados la envidia. Pero, ¿qué hacer para no morir en el intento y vernos libres del acoso de la envidia, que nos dice nuestra amable dialogante?...  Dos consideraciones:
-  frente a la envidia, fruto de la impertinencia ajena... hacer nada es lo pertinente; tratar los comportamientos ajenos como lo que son: son comportamientos histéricos y, por consiguiente, hay una sola manera saludable de afrontarlos y ésta es la ignorancia del comportamiento y de la persona que expresa las manifestaciones de la envidia.  Podrá ser este enfoque más o menos difícil de ejecutar pero es el único que puede librarnos de la inestabilidad que nos provoque el acoso de envidia. 
Al fin y al cabo la persona envidiosa es quien se perjudica y sufre; si somos objeto de envidia, las personas envidiosas nos podrán molestar pero no nos harán sufrir si adoptamos, en forma perseverante, la actitud de desconocimiento, de ignorancia de las personas envidiosas y, tarde o temprano abandonarán las conductas insidiosas.
Esta actitud es más difícil de mantener firme si quien nos acosa es una persona muy próxima y querida, familiar o amiga del pasado.  Pero no hay otro recurso que pueda ser saludable tanto para nosotros, con seguridad, y posiblemente también para ella; probablemente tengamos que aceptar esta "muerte necesaria" para seguir viviendo.

-  frente a la envidia de la que nos sentimos protagonistas en contra de otros, fruto de nuestra inmadurez y falta de voluntad para tener control sobre nuestro carácter... se nos impone:
  • reconstruir nuestro carácter, guiándolo hacia el altruismo con perseverancia-enérgica y
  • reconstruir nuestra personalidad guiándola hacia la búsqueda de la verdad, bondad y belleza allí donde estas fortalezas se encuentren, sin importar en qué personas las descubramos y reconociéndoselas explícitamente y sin hacer mención de las limitaciones que puedan tener estas personas.
  •  
    De esta manera podremos afrontar las "6 faltas y 3 nos"...
  • la no aceptación de nuestras limitaciones caracterológicas dejará de ocultarse y proyectarse en el..."y  tú más;
  • la dispersión mental será sustituida por la tarea de autoeducación para lograr el gozo de ver lo positivo de las personas por encima de sus limitaciones o carencias;
  • la no aceptación de las desigualdades la sustituiremos por el gozo de descubrir, valorar y disfrutar de las fortalezas de los demás;
  • la carencia del principio de causalidad será sustituida por el principio de la previsibilidad con responsabilidad propia y nunca más librada a la eventualidad ajena;
  • la subvaloración personal será sustituida por la virtud de la prudencia para asegurarnos alcanzar los objetivos que apetezcamos  aceptando el tiempo que el logro que estos objetivos requieran o, incluso, para aceptar que no los poderlos alcanzar en su totalidad;
  • la carencia de alegría de vivir será sustituida por la serenidad para resolver las dificultades que la vida nos imponga y para superar las impertinencias de las envidias ajenas.
Estas tareas son, sin duda, difíciles de acometer porque: la envidia tiene por madre a la pereza caracterial y por padre al rencor aprendido: por eso está tan extendida entre nosotros.
-  la pereza, nos empuja a ser avaros de nuestras energías y a robar las energías ajenas, si podemos; la pereza nos impulsa a ser "ladrones mentales y afectivos" de los bienes ajenos y a desear que si nosotros no tenemos los bienes de las otras personas, que ellas tampoco los tengan
-  el rencor, nos impide sacudirnos eficientemente la pereza porque nos sentimos, absurdamente, discriminados por la historia de los demás y les culpabilizamos de nuestras limitaciones y debilidades.
 
Y de esta manera se cierra el círculo vicioso que nos hace, a los ojos de los demás, más repugnantes que si tuviéramos tiña. 
De ahí el dicho popular de que: "si la envidia fuera tiña, cuántos tiñosos no habría".

Liberarnos de esta lacra, en las dos dimensiones descritas es una tarea ,por igual, mental y espiritual, como bien dijera Miguel de Unamuno. 
se afrontará más eficientemente que con sólo el control personal desde las formas de "psicoterapia trans-personal o la psicoterapia positiva"  o desde las formas de "psicoterapia grupal" por cuanto la envidia bien puede ser considerada como una expresión de los trastornos obsesivo-compulsivos. 







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